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Rooftop Bar - The singular

  • Paula Rojas A.
  • 14 jun 2017
  • 2 Min. de lectura

"Homo locum ornat, non hominem locus". Carisio

La barra desde mi asiento

Creo que esta cita refleja mi pensar, aunque lo diría de esta manera: "La persona honra el lugar, no el lugar a la persona." Mi amiga de bares tenía aprensiones con respecto a este lugar por ser demasiado elegante y pensaba que nos podían pedir salir, ante la sentencia de algunos locales que se reservan el derecho de admisión.

Yo también tenía cierto temor, pero siempre he pensado que toda persona es digna desde el momento en que es un ser humano viviente y más allá aún todos los seres lo son.

Por lo tanto con mi actitud corporal más segura fuí adelante y le hice frente al portero del hotel The Singular ubicado en pleno barrio Lastarria, con mi mejor sonrisa y saludo de manera espléndida como gran dama.


Quiero empezar hablando del espacio y decoración porque además de elegante de una manera clásica, sin pretensiones ni intenciones contemporáneas, que es agradable ya que abundan lugares con una decoración demasiado efectista que te hace sentir incómoda.

La barra presenta la singularidad de ser baja y los asientos obviamente también, además son mucho más cómodos ya que son tipo sillón giratorio y eso es más práctico para mi gusto.

Está bien iluminado por lámparas directas a la barra y el bar se ve muy completo. La música estaba muy buena, la programaba un DJ.

Para hacer honor a lo chic del lugar pedí una copa de espumante, muy buena y con buena temperatura, a veces esto último falla un poco. Mi amiga pidió el trago de cortesía había unas porciones adecuadas y poco mezquinas de aceitunas, chips de verduras y almendras tostadas.

Las aceitunas estaban muy bien sazonadas, no es mi costumbre comerlas así y creo que ahora cambiaré mi costumbre, noté que tenían aceite y ajo muy suave.

En una próxima entrada les presentaré qué más pedimos y que considero la mejor parte de esta visita.


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